lunes, 12 de febrero de 2024

domingo, 28 de enero de 2024

La partícula de Dios



No entiendo por qué algunos artículos míos, que yo considero muy logrados, no atraen más visitas de lo habitual, mientras que otros, a los que predigo un resultado pobre, acaban teniendo un éxito inexplicable. En este caso, quizá el título está influyendo en el sorprendente número de visitas que estoy teniendo:


Es un tema realmente difícil, y más difícil aún de explicar a los no iniciados. He hecho lo que he podido, pero confieso que no estoy del todo satisfecho. Quizá lo que yo quería escribir era, por definición, una Misión Imposible...


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lunes, 11 de abril de 2022

Universo Ciencia


Se ha abierto una ventana al universo de la ciencia. La verdadera y la falsa. Con noticias, anécdotas, divulgación y unas gotas de filosofía: 


Seréis bienvenidos. Y, si no os interesa, pasádselo a quien pueda disfrutarlo. Gracias.

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sábado, 29 de enero de 2022

Dos mundos

Hay dos mundos. Dos realidades. Dos planetas, sólo que en un único planeta. Hay un planeta en el que rige la mentira, la irracionalidad, el poder. Y otro, el de la realidad real, cuyas fronteras son brumosas por la dificultad para entender ese otro hemisferio de la realidad. No tenemos noticia de que esto haya sucedido antes en la historia de la humanidad, aunque, antes de esta era de conectividad global, la historia de la humanidad eran múltiples historias incomunicadas entre sí. Múltiples planetas.

Tal vez una de las referencias más antiguas de ese conflicto es la Biblia, que simplificó esa dicotomía social en dos conceptos muy simples: el bien y el mal. Poco sabemos realmente de aquella época, pero se me ocurre que el trasfondo es tan simple y, en la práctica, tan complejo como la eterna pugna entre el amor y el odio. La complejidad se debe a que el amor y el odio son dos funciones primitivas de nuestros cerebros, y cada uno de nosotros puede --incluso suele-- amar y odiar al mismo tiempo, aunque no necesariamente a las mismas personas o ideas.

 La historia de la humanidad es la historia de cómo organizar esos dos instintos irrenunciables. Cuando los malos se organizan no se conforman con controlar a los suyos. Lo quieren todo. Cuando los buenos se organizan tienen que establecer mecanismos de control para parar los pies a los malos. Pero, con el tiempo, todos se relajan y entran en decadencia. La Unión Soviética duró 72 años antes de derrumbarse por su propio peso. Las democracias occidentales, quizá no mucho más si excluimos las guerras y los golpes de estado. 

Estamos en un momento crítico de la historia de la humanidad. En pocos años, la revolución tecnológica ha creado nuevas estructuras de poder para las que no estábamos preparados. Te puedes precaver ante un diluvio o una inundación, pero no ante un tsunami si ni siquiera sabías lo que era. Ahora ya lo sabemos, pero no estábamos preparados, y por eso estamos en un momento tan crítico. Quienes tienen fe están convencidos de que el bien triunfará sobre el mal, porque creen que Dios está de su lado. Yo soy agnóstico y no estoy tan seguro. En el horizonte sólo veo nubes, y amenazan tormenta. 

Lo que sí tengo claro es que, si el mal no se sale con la suya, la estructura de la sociedad deberá cambiar radicalmente. Las nuevas tecnologías no son intrínsecamente ni buenas ni malas, y pueden ser muy beneficiosas. Sólo que, por el momento, los malos se han apoderado de ellas. Pero los buenos no han desaparecido de la faz de la tierra, y están sentando ya los cimientos de esa nueva sociedad que cree en la libertad. Si trunfarán o no, eso nadie lo sabe. Yo, como no soy creyente, no tengo más consuelo que depositar mis esperanzas en ellos.

 
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