domingo, 12 de julio de 2020

La espiral - 21

(Comienzo)

Resultó que el jarabe de Andy contenía un principio activo que interactuaba con las hormonas y hacía a los hombres más inteligentes y a las mujeres más seductoras.

"¿Hablas en serio?", exclamé. "No sé si creerte"

"Allá tú", dijo Katia. "Yo misma lo he comprobado. Añadí unas gotas a mi mojito anoche, antes de sacarte a bailar"

Aquello lo explicaba todo. Comparando a la Katia del Club Náutico con la de la pista de baile, el jarabe de Andy era magia pura.

"¡Pero eso es el descubrimiento del siglo!", dije.

"Sí, querido. Sólo hay un inconveniente. Las autoridades lo han clasificado como estupefaciente, y por eso lo estamos vendiendo en el mercado negro"

"¿Estupefaciente?", repetí, sorprendido.

"De alguna manera tienen que justificar la prohibición. En realidad, lo que les horroriza es que diferencia todavía más a los hombres de las mujeres. Ya sabes, están obsesionados con eso de la igualdad. Además, unos votantes inteligentes son lo último que necesita un político"

"¿Así que eso es lo que tratabas de venderme en el Club Náutico?"

"Y lo que vendo en el puesto de helados. Unas cuantas gotitas de jarabe en un cornete de chocolate hacen maravillas. No te puedes ni imaginar el éxito que estoy teniendo en aquel barrio"

"¿Y quién fabrica el jarabe? ¿Andy?

"No. Andy y sus amigos son sólo intermediarios. Si estás pensando en el laboratorio que hay junto al local de striptease, es sólo un señuelo para despistar a la policía. El verdadero laboratorio está escondido en otro lugar"

"¿Dónde?"

Katia se encogió de hombros y sonrió enigmáticamente.

"El único problema", añadió, "es que si uno se pasa de dosis se queda dormido, y después tarda mucho en despertar"

Que era lo que les había sucedido a la chica de la tumbona y a la bailarina de striptease del local de Andy. Y a Severo Smith, involuntariamente. Estaba claro que las escapadas nocturnas de Belinda, sus visitas al yate y el episodio de las dunas tenían todo que ver con el jarabe de Andy.

"A la policía le encantaría saber eso", dije. "Se han enterado ya de varios casos. Por cierto, todas eran mujeres. ¿No te parece un poco raro?"

"Desciende al mundo real. Muchos más hombres de los que te imaginas se creen muy inteligentes sin necesidad de jarabe. He conocido unos cuantos. Además, ¿para qué querría un hombre mejorar su inteligencia? Cuando te vuelves más inteligente pierdes interés por el football, y eso para un hombre es una maldición. Las conversaciones con otros hombres se vuelven aburridas. Te quedas sin vida social. Para una mujer, en cambio, el deseo de ser más seductora es siempre irresistible. Sobre todo para las que..." Katia bajó su mirada. "Bueno, para las que tenemos menos... experiencia"

"Después de lo que hemos hecho esta noche, yo diría que ya no estás en ese grupo.

Me miró con un punto de ternura, pero la expresión de su cara era otra vez impasible. Los efectos del jarabe se disipaban, y Katia volvía a ser la misma de siempre. Me incorporé en la cama y busqué mi reloj de pulsera.

"¿Te tienes que ir ya?", dijo. "¿No quieres que tome un poco más de jarabe?"

Puse su mano entre las mías.

"Lo siento, amor, pero tengo un trabajo que hacer. Todo eso que me has contado es muy interesante, pero a mí me pagan para otra cosa. Yo lo único que tengo que hacer es fotografiar a Belinda con Andy en la intimidad, cobrar mis honorarios y cerrar el caso"

Me levanté de la cama, recogí mis calcetines del suelo y me agaché para ponérmelos.

"No te engañes", dijo entonces Katia. "Ese caso no lo vas a cerrar nunca"

"¿Por qué dices eso?"

"Tú estás enamorado de Belinda. Buscarás mil pretextos para no conseguir esas fotos"

Por un instante, tuve la impresión de que las palabras de Katia eran una profecía.

(Siguiente)

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