domingo, 27 de febrero de 2011

Un sueño de Robinson

El silencio estaba lleno de tinta de calamar, y el sol se había oscurecido. Ni siquiera él entendía por qué. ¿Estaba en el interior de una selva profunda o, sencillamente, se había dormido? Los recuerdos de su pasado desfilaban entre los gritos de los pájaros. Eran siluetas. Huidizas. El cielo, una tempestad de brochazos furiosos. Y en mitad de aquel torbellino apareció ella.

...

Inspirado en la composición musical
Black Sun (VAG, 2011):

Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 3.0 Unported License.

sábado, 26 de febrero de 2011

Todos contentos

Manoteando erguido para alcanzar un plato de pollo frito, el perro acababa de volcar un plato de sopa y se había escaldado. Compadecida, Cecilia se agachó sobre él para consolarlo, pero el perro, enrabiado, le respondió con una patada en la cara y la hizo sangrar. El novio de Cecilia, Juan, se acercó entonces a ella y examinó la contusión. En ese momento entró en la habitación el padre de Cecilia. Al ver la escena, se acercó a Juan a grades zancadas y, sin mediar palabra, le pegó un puñetazo. Juan fue a caer sobre el rabo del perro, que se lamía las quemaduras debajo de la mesa. Enfurecido por la agresión, el perro se revolvió y, como una flecha, se lanzó a morder la pierna del padre de Cecilia.

Cuando todo se aclaró y la situación retornó a la normalidad, la sopa que quedaba en el puchero se había enfriado.

Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 3.0 Unported License.

martes, 22 de febrero de 2011

Robinson

Alexander Selkirk, cuyo naufragio
en el archipiélago Juan Fernández
pudo haber inspirado la novela
 de Daniel Defoe
Vodafone, esa compañía de piratas disfrazados de mercaderes (marketeers, en terminología moderna), me sugiere que solicite la inscripción en la "lista Robinson", en la que supuestamente figuran quienes no deseamos recibir publicidad comercial de nadie. Lo que los tábanos publicitarios de Vodafone, por lo visto, ignoran es que yo estoy inscrito en la lista Robinson desde 1991. No quiere arroz Catalina pero, tanto si quiere como si no, se lo tiene que comer. Los teólogos liberales intentarán consolarme: nunca han metido a nadie en la cárcel por no hacer caso de un anuncio. Y sobre todo, añado yo, nunca han metido a nadie en la cárcel por molestar a otras personas con su publicidad.

Por cierto, el nombre completo de la novela de Daniel Defoe era "The Life and Strange Surprizing Adventures of Robinson Crusoe, of York, Mariner: Who lived Eight and Twenty Years, all alone in an un‐inhabited Island on the Coast of America, near the Mouth of the Great River of Oroonoque; Having been cast on Shore by Shipwreck, wherein all the Men perished but himself. With An Account how he was at last as strangely deliver’d by Pyrates".

En castizo: "Vida y extrañas y sorprendentes aventuras de Robinson Crusoe, de York, marinero: que vivió veintiocho años, completamente solo, en una isla inhabitada de la costa de América, cerca de la desembocadura del río Orinoco, habiendo sido arrojado a la costa a causa de un naufragio en el que perecieron todos los hombres excepto él. Donde se cuenta cómo fue finalmente liberado, de manera igualmente extraña, por unos piratas".

Robinson, viejo amigo...

Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 3.0 Unported License.

Pequeños errores, grandes esperanzas

Se oye por los oídos, pero se escucha (y se memoriza) con el cerebro. Aquella tarde de primavera estaba yo a la puerta de una clínica cuando junto a la acera se detuvo un coche. Uno de sus ocupantes salió al exterior y se acercó a mí. "Por favor, ¿es ésta la Clínica del Perfecto Socorro?" Sonreí para mis adentros. El nombre verdadero era "Clínica del Perpetuo Socorro", pero entendí que aquel buen hombre había retenido incorrectamente el nombre de la clínica. "Sí", respondí, después de vacilar apenas un segundo. "Gracias", me dijo. Asió sus muletas y se dirigió a la entrada. La alegría que me pareció ver en sus movimientos casaba muy bien con aquel perfecto socorro que quizá tenía derecho a esperar. Lo seguí con la vista. Le faltaba una pierna.

No quería un ángel de la guarda. Quería su pierna.

Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 3.0 Unported License.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Periodistas

Hace ya algún tiempo que tenía en mente hacer un análisis comparativo de las técnicas informativas españolas y anglosajonas. Una noticia sobre los actuales acontecimientos en Egipto me ha dado la ocasión. Para que el posible sesgo ideológico no induzca a confusión, he comparado dos noticias sobre los mismos sucesos, una de ellas publicada por CNN (empresa a la que se atribuye cierta simpatía por el Partido Demócrata), y otra por El País (Enric González / Nuria Tesón, El Cairo), empresa a la que se atribuyen afinidades con el PSOE.

CNN titula escuetamente la noticia “Mubarak vows not to seek office again”, y aclara a continuación que “Mubarak said Tuesday he will not seek office again in elections scheduled for September, but vowed to stay in the country and finish his term... The concession, the largest the embattled president has made so far, was remarkable for a man who has held a tight grip on power for three decades”. Resumiendo: Llama la atención la concesión hecha por Mubarak, teniendo en cuenta su ya larga permanencia en el poder.

El País, sin embargo, es más lanzado, y asegura que “Mubarak se resiste a dimitir ...”, añadiendo a continuación que “el presidente se aferra al poder y solo anuncia que no se presentará a la reelección en septiembre”. Parece quedar claro que los manifestantes de El Cairo y los corresponsales de El País esperaban que Mubarak dimitiera, pero no encuentro razón alguna para que la opinión de los periodistas forme también parte de la noticia.

Algo más adelante, los corresponsales nos explican que “Egipto gritó ayer alto y claro ‘adiós, adiós Mubarak’ [¿debemos entender acaso que Mubarak es sordo?]. Centenares de miles o más de un millón de ciudadanos, el cálculo es imposible [ya me imagino yo que de un periodista español no cabe esperar muchos conocimientos de aritmética], salieron a la calle para celebrar una recién conquistada libertad, evidente pese a la permanencia del dictador... “ Evidente, ¿para quién? Ah, para los corresponsales.

Y añaden “El apoyo a la reforma política expresado por el Ejército no permitía una vuelta atrás”. Supongo que esa es una conclusión que debería sacar yo personalmente, pero parece que los amables informantes quieren ahorrarme el esfuerzo de pensar.

Aunque El País no lo menciona, CNN nos informa de que ha habido también manifestaciones a favor de Mubarak, posiblemente con heridos: “the same morning, some demonstrators chanted in favor of Mubarak, saying the press are ‘traitors’ and ‘agents’”, y de que “in Alexandria, protesters clashed with supporters of Mubarak, leaving 12 people injured, said Qutb Hassanein, a member of an opposition group.”

Al referirse al papel de Estados Unidos en estos acontecimientos, el amor (platónico sólo, imagino) de El País hacia Obama no podía dejar de aflorar: “Obama, quien mantuvo una conversación telefónica con el mandatario egipcio ... envió al diplomático Frank Wisner ... para instar al presidente egipcio a que renunciara a un nuevo mandato...” Y, seguidamente, la explicación para los lectores tontos: “El presidente estadounidense se balancea en un fino alambre: no puede alentar las protestas, pese a que defienden, como EE UU, la democracia, pero tampoco puede actuar decisivamente para forzar la caída de Mubarak, aliado durante décadas como freno al islamismo.” El alambre puede que sea fino, pero si Obama no puede hacer ni una cosa ni la otra, entonces lo normal será que se esté quieto, y no que se balancee. Además, alentar las protestas y forzar la caída de Mubarak no son opciones contrapuestas, sino más de lo mismo. Curioso equilibrio.

Gracias a CNN, sin embargo, averiguamos que el Gobierno de Estados Unidos quiere evitar tales interpretaciones: “In Cairo, the U.S. ambassador to Egypt, Margaret Scobey, met Tuesday with ElBaradei and will be speaking with leaders of other political movements, a senior State Department official said. The official cautioned that Scobey's talks with ElBaradei doesn't mean the United States favors him”. De esto, naturalmente, no nos han informado los ardorosos periodistas de El País.

Es más, por si alguien no se ha percatado todavía de las bondades de Barack Obama, los corresponsales repiten machaconamente a lo largo del artículo (hasta cinco veces) su declaración de que “la transición democrática debe empezar ‘ahora’”. En realidad, los periodistas han traducido mal. Lo que Obama quería decir es que la transición debe empezar “ya”.

Los lectores tontos de ese periódico deben estar encantados. Por ejemplo, es importante saber que Mubarak no se presentaría a una “de todas formas improbable” reelección en las presidenciales. Algunas afirmaciones, sin embargo, podrían confundir a otros lectores no tan tontos como los reporteros parecerían desear: “Los presentes ya han anunciado ... que no se van a mover de allí hasta que el protagonista de sus protestas abandone el poder”. Supongo que querrán decir el destinatario. Que yo sepa, el protagonista de una protesta es el que se queja, no el blanco de las quejas. Y añaden, enigmáticamente: “Pero para comprobar la auténtica [¿acaso hay una falsa?] repercusión de las palabras del presidente hay que esperar, sin embargo, a la jornada de hoy”. Decídanse ustedes de una vez, señores licenciados en Ciencias de la Información: o pero, o sin embargo.

Entre tanto, parece que el calor de la noticia candente sigue enardeciendo a los reporteros: “Ya noche (sic) se vislumbró que las palabras de Mubarak no iban a detener a los manifestantes”. Lo vislumbrarían ellos, supongo, porque yo no estaba allí.

Veamos ahora en qué términos se refieren nuestros informantes a El Baradei: “Mohamed el Baradei, ex director de la Organización Internacional de la Energía Atómica, premio Nobel de la Paz en 2005 y portavoz provisional de la plataforma de oposición, lanzó algo parecido a un ultimátum: habló del viernes como la fecha límite para que Mubarak y su familia se fueran de Egipto”. Dejando aparte el detalle de que El Baradei fue Director General del Organismo Internacional de Energía Atómica, lo del ultimátum parece un poco fuerte, sobre todo teniendo en cuenta que El Baradei ha sido Premio Nobel de la Paz.

Cabría preguntarse también: ¿”portavoz provisional” de la oposición? CNN se limita a decir que El Baradei es “the Nobel Peace Prize winner who has become a leading opposition figure”. Pero El País está ya lanzado, y nos informa seguidamente de que “Toda la oposición, incluido (sic) los Hermanos Musulmanes ... han (sic) llegado a un acuerdo ...”. Una rápida consulta a The Hindustan Times, sin embargo, me permite averiguar que en realidad no ha sido toda la oposición, sino sólo “several opposition groups”. Concretamente, “officials with the banned Muslim Brotherhood, the largest opposition movement in the country, told DPA [el Partido Democrático Nacional en el poder] they would not negotiate ... although also would not stand in the way of talks ... However, liberal groups and Nobel Peace Prize winner Mohammed ElBaradei said they supported the list”. Esto suena bastante más a verdadera información.

Algunas de las afirmaciones de los periodistas (es un decir) de El País son intrigantes. Por ejemplo, cuando indican que Mubarak “tras las protestas masivas de ayer, aprovechó su discurso para denunciar los ‘actos lamentables’ que según él se han producido en todo el país. No está muy claro el provecho que Mubarak podría obtener de esa “denuncia” pero, en cualquier caso, los reporteros parecen querer dejarnos claro que, según ellos, los actos (incluidos posiblemente los muertos y heridos) no han sido tan lamentables. Información objetiva.

De la plaza Tahrir saltamos ahora inopinadamente al mundo de la hípica: “EE UU ... e Israel ... apuestan por una transición pilotada por Omar Suleimán”. No está muy claro en qué consiste esa apuesta. ¿A quién tendrán que pagar si finalmente no hay transición? Lo único que nos explican es que “el temor de ambos radica probablemente en que la terquedad de Mubarak, empeñado en cumplir su mandato y evitarse la vergüenza del exilio, deteriore aún más la situación y condujera (sic) a una revolución de alcance imprevisible”. Llueve sobre mojado. Ya en el titular nos habían informado objetivamente de que Mubarak “se resiste a dimitir” y “se aferra al poder”.

Pero las metáforas no paran ahí. “Durante la jornada -continúan los 'informadores'- circularon rumores sobre donde (sic) podría ir el faraón”. Tal vez habría sido conveniente entrecomillar “el faraón”, a menos que debamos entender que la edad de Mubarak es mucho más avanzada de lo que parece. El párrafo se remata con una curiosa conjetura: “Angela Merkel pudo invitarle a establecerse de forma indefinida en territorio alemán durante una llamada efectuada el lunes”. Cierto, y también pudo haberle invitado a formar una compañía de varietés y hacer una gira por Baviera, aunque no estoy muy seguro de que esa posibilidad constituya una ‘noticia’.

Unas líneas más adelante, los reporteros vuelven a la carga: “en cierta forma, Mubarak se veía degradado desde la condición de enemigo del pueblo a la de simple estorbo, quizá lo más humillante para un dictador que fue todopoderoso durante tres décadas”. Una vez más, las simpatías de los informantes no parecen difíciles de adivinar.

En ciertos momentos, el tono épico de la narración le hace a uno preguntarse si los autores de la noticia no serán en realidad periodistas deportivos. “A la imparable revuelta popular se suma la presión económica”. ¿Están ustedes realmente seguros de que es imparable? Pero no nos apresuremos. La aclaración viene a renglón seguido: lo que sucede es que “el país no puede permitirse que la situación durara (sic) más tiempo”.

Finalizada la lectura, nos quedamos sin saber si los “lamentables sucesos” [según Mubarak] han ocasionado víctimas. Tenemos que acudir a CNN, que nos informa detalladamente de que "unconfirmed reports suggest up to 300 people may have been killed during the protests, U.N. High Commissioner for Human Rights Navi Pillay said Tuesday. Human Rights Watch has reported 80 deaths from two hospitals in Cairo, 36 in Alexandria and 13 in Suez. CNN has not been able to independently confirm the death toll”.

Para hacerme una idea objetiva de la calidad de la información en ambos medios, he contado el número de citas textuales incluidas por cada uno de ellos. El País incluye 35, de las cuales 13 (un 37%) contienen menos de cuatro palabras (es decir, están descontextualizadas), y 22 (un 62%) más de tres palabras. Las fuentes citadas por El País son:

Obama
Egipto (sin especificar)
Mubarak
Erdogan
El Baradei
Obama, o el antiguo embajador en El Cairo (no queda claro cuál de los dos)
la multitud
algunos congregados
un ingeniero de 36 años empleado en el sector del gas
el Ejército (sin especificar)
un portavoz de Cameron
Londres (sin especificar)

... sin incluir, por supuesto, los juicios de valor de los propios reporteros, que al menos tienen la modestia de no entrecomillarse a sí mismos.

CNN, por su parte, incluye 29 citas textuales, de las cuales 5 (un 17%) están descontextualizadas y 24 (un 83%) contienen más de tres palabras. Las fuentes citadas son (la traducción es mía):

algunos manifestantes
Mubarak
miles de manifestantes
El Baradei
Amr Moussa, secretario General de la Liga Árabe y ex ministro de asuntos exteriores de Egipto
Mohammed Mahmoud (manifestante)
manifestantes
un líder de la oposición
Mohammed Habib, presidente adjunto de la -oficialmente prohibida- Hermandad Musulmana
Juan Cole, historiador de la Universidad de Michigan especializado en Oriente Medio
Fouad Ajami, profesor de la Universidad Johns Hopkins y analista de la Hoover Institution
Yemen (sin especificar)
John Entelis, director de estudios de Oriente Medio de la Universidad Fordham de Nueva York

Observamos que el corresponsal de CNN ha recabado la opinión de varios especialistas universitarios. Los corresponsales de El País, por lo visto, no lo necesitan (o tal vez no conocen a ninguno). Ellos se bastan y se sobran. Por algo son licenciados en Ciencias de la Información...

Ah, y que nadie piense que al escoger El País estoy enalteciendo implícitamente otros medios de comunicación. Un somero vistazo a los demás periódicos evidenciará que en todas partes cuecen más o menos las mismas habas. Habas españolas. Cazi ná.


Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 3.0 Unported License.

martes, 1 de febrero de 2011

Ray Jackendoff

Tuve noticia por primera vez de Ray Jackendoff en 1991, al finalizar el Cours de Spécialisation en la UNI II de Ginebra, al que asistí como oyente. La codirectora del curso, Maghie King, me recomendó el último libro que por entonces había publicado ese autor, Semantics and Cognition, que encontré muy interesante. Contenía análisis muy intuitivos de ciertas áreas de conceptos, aunque se echaba en falta una formalización única que permitiera concebir un modelo operable. Aun así, para mí fue un alivio ver por primera vez análisis semánticos ilustrados con gráficos, en lugar de la típica descomposición generativista de to kill, sacada directamente de la chistera del autor de turno. (Por cierto, ¿por qué utilizan tan a menudo los lingüistas el verbo kill en sus ejemplos?)

Hace pocas semanas, veinte años después, estando ya bastante avanzado el texto de mi libro, decidí pedirle ayuda. Después de haberlo intentado (infructuosamente) con Chomsky, Langacker y Talmy, esta vez era el turno de Jackendoff. Estaba pues redactando cuidadosamente el email que pensaba enviarle cuando, a falta sólo de la última palabra, toqué una tecla equivocada y el mensaje salió como una flecha hacia la Tufts University. El mensaje decía así:

"Dear Mr. Jackendoff,

I am not a linguist, but a theoretical physicist. For a long time, though, I have been working on certain aspects of language from the standpoint of information. A qualitative theory of information seems to be lacking in the literature, as well as a systematic, objective formalisation of the topological aspects of semantics. Your attempts in that direction are, in my view, the most rigorous undertaken to date.

That is why I think your criterion would be invaluable to me. Unfortunately, I am not in contact with any linguists and, therefore, I have hardly had the opportunity to test how sound or flawed my ideas may be. Besides, I do not think that just any linguist would feel comfortable with an unorthodox approach of language that bases syntax on information and semantics on topology.

I can imagine how much you value your time, so I would not dare ask you to do a thorough review of my work. I would merely ask you to read, from a critical perspective, a few pages of the paper I am writing. After working in isolation for 25 years, I really need some help, even if only to know whether I am treading solid ground or just .

Thank you very much in advance,
C. S."

Tal vez no había sido un error, sino que era mi inconsciente el que me había empujado a apretar la tecla de envío. Al darme cuenta de mi error, redacté un segundo email, que le envié al día siguiente, con el texto siguiente:

"Sorry. I accidentally sent you an email yesterday while I was editing the last word of the message (which might have been 'out of my mind' or something of the sort). Actually, I wanted to attach for you an abstract (three paragraphs) of my work, which is what I am doing now. It would be a great help if you could spare a couple of minutes to read it, and just let me know if you think it has any interest at all.

Thank you for your patience.
C. S."

Yo sabía que el adjunto era demasiado breve, pero tal vez Ray Jackendoff no tenía tanto tiempo para ocuparse de ese tipo raro que se había colado en su bandeja de entrada. Mis posibilidades eran pocas y, para aprovecharlas al máximo, mi idea había sido presentarle un cebo. Si aquellos tres párrafos conseguían despertar su curiosidad, se interesaría por el texto completo. Fue una apuesta. El 'abstract' que le adjunté decía así:

"¿How do languages convey information? An information process can be defined as a series of choices, which in turn imply a number of categories to choose from. An investigation of categories and their combinations as a means for disambiguation leads to a number of objects and operations that can be seen as the basic elements of syntax and predication. Furthemore, categories can be seen to involve underlying structures that can also be formally defined in terms of their denotation potential. From the standpoint of adjacency, such structures exhibit quasi-topological properties, which are rather convenient for the compression of information as well as for accommodating new information items.

Actually, this is what should be expected. The ultimate input for language are sensory perceptions of a very different nature. Therefore, it should be possible to refer them to some common format before integrating them into a one-dimensional output such as language. The common format proposed here consists of a number of denotational configurations which, by their geometric nature, are irreducible, and would seem ideal as semantic primitives. With an absolute referent for meaning and a symbolic formalism for syntax, linguists’ hypotheses could eventually be tested, and linguistics could hopefully become a real science.

Natural language categories and their associated semantic structures seem to provide a good means to unify syntax and semantics, at the same time combining the structured categories in clusters of semantic representations. To illustrate the implications of the model, my work includes a discussion on the semantics of indefinites and a few hints at its broader implications in natural language and set theory.

[If you are interested, I can elaborate.]"

Casi a vuelta de correo, Jackendoff me respondió:

"Dear Mr. S.,

Thank you for your inquiry.  I find your abstract rather difficult to understand.  However, I tend to be skeptical of formal approaches of the sort you seem to have in mind.  My sense is that formalism in linguistic theory is ultimately at the service of psychology and theories of neural computation. The first chapter of my book Foundations of Language lays out some formal criteria that I think any theory of language must satisfy, and the last section of chapter 3 puts this in the context of neural computation.


I'm sorry I can't be more helpful.  I wish you all the best in your research.

Sincerely,
Ray Jackendoff"

Ese "I find your abstract rather difficult to understand", más que ninguna otra frase, me desmoralizó. Releí mi resumen. Efectivamente, estaba demasiado condensado. Tanto, que la apuesta no había dado resultado. Al principio, no supe cómo reaccionar. En caliente nunca he sido buen argumentador. Escribí y borré varias respuestas diferentes, transcurrió un rato, releí su mensaje por enésima vez. Y entonces se hizo la luz. ¡Casualmente, el libro al que Jackendoff me remitía estaba en mi biblioteca! Lo compré el verano pasado. Había leído incluso unos cuantos capítulos antes de abandonarlo, decepcionado. Jackendoff ha abandonado aquella interesante línea de investigación de los años 80 para caer en brazos de la ptolomeica teoría chomskyana de Government-Binding.

Busqué el libro, lo abrí y me fui directamente al Capítulo 1. Yo también encuentro estos textos de mi interlocutor "rather difficult to understand", pero la última sección del capítulo (Anaphora and unbounded dependencies), acompañada de abundantes ejemplos, se entiende perfectamente. Lo que enturbia la visión de Jackendoff, de Chomsky y de la inmensa mayoría de los lingüistas es lo que yo aprendí traduciendo textos de telefonía digital en la UIT, en los años 80. En lugar de explicarlo aquí, reproduzco el mensaje con que contesté a Jackendoff, también casi a vuelta de correo:

"Dear Mr. Jackendoff,

Thank you very much for your reply. In the first chapter of your book Foundations of Language, the term "conditions" refers rather to *conventions* implicitly established by the users of languages. However, if the sentence (b) below is the agreed way to inquire about the object of the verb in (a):

(a) Beth ate bread
(b) What did Beth eat?

there is no reason for the second sentence below to be ungrammatical:

(1) Beth ate peanut butter and bread
(2) What did Beth eat peanut butter and for dinner?

except for the fact that it has never been used (before you), and is therefore a construction not expected by the receiver. Besides, (2) is the *only* way to ask about the word 'bread' in (1). A remedial construction such as:

Beth ate peanut butter and what?

follows the rule implied by

Beth ate what?

and not the rule used to consistently construct (b) and (2). An important thing to be aware of is the fact that languages are incomplete and conventional. Languages evolve, and not only morphologically. In Footnote 2 to Chapter 5 of his "Syntactic Structures", Chomsky wrote in 1975 "...many would question the grammaticalness of, e.g., 'John enjoyed and my friend liked the play'". Such constructions are nowadays generally accepted, as were passive English forms at some point in time, but not before the end of the eighteenth century. More complex constructions such as "he was given a book" were also for a long time inexistent and, therefore, deemed ungrammatical in the past.

The incompleteness of natural languages is an essential fact that may make appear as objective certain concepts about language that are actually subjective or merely conventional. Human languages are very effective compressors of information, which makes formal syntax relatively irrelevant, except as a tool to disambiguate and predicate by combining individual words and word groups. Expressions such as "place cheap eat" (as asked, for example, by a foreigner) are perfectly understandable English. They are still language, and they can be analysed in terms of information, but not so much as a grammatical production, whatever the grammar rules may be, given that such rules can be almost arbitrarily changed.

That different approach of you may be the reason for your skepticism. To further elaborate on my arguments, I am attaching now a few initial pages of my work, in the hope that you might be interested. I intend to send the whole paper to some journal for publication, and I would be immensely grateful for any critical reading of it.

Again, thank you for your patience.
C. S."

Veinticuatro horas después de enviarlo, aún no he recibido respuesta. ¿La recibiré? Se admiten apuestas.

 
Turbo Tagger