jueves, 6 de diciembre de 2007

Almería

Sin que uno haga méritos, una mujer no se deja explorar así como así, sólo por el placer de descubrirla. Pero Almería, conmigo, se dejó. Después, vinieron otros que la violaron, y ahora Almería, como una anciana ricachona pero de carnes ajadas, ha perdido la lozanía que yo tuve ocasión de amar.

Fui afortunado. Había leído 'Campos de Níjar', de Juan Goytisolo, y los nombres de pueblos, ríos y cumbres que iba descubriendo en el mapa componían en mi fantasía un paisaje árido, ocre y entrañable que no me defraudó. Al concluir el viaje escribí esta pequeña poesía-resumen:

ALMERIA RADIOSCOPICA

Playa Negra.
Agua Amarga.
Balanegra.
Los Yesos.

Aguadulce.
Campohermoso.
Puebloblanco.
Tetica.

Fuente Amarga.
Guardias Viejas.
Piescolgados.
La Huelga.

Puertecico.
Abejuela.
Palomares.
Tabernas.

El Pocico.
El Estrecho.
Casa Mula.
Higueral.

El Cantal.
Los Lobos.
Los Alamos.
El Plomo.

Releyendo ahora los apuntes de aquel viaje, me encuentro con los siguientes bocetos de pueblos imaginarios:

- Un pueblo habitado solamente por guardias civiles, en cuyo centro se alza un edificio: el cuartel de los paisanos, que se encargan de mantener el orden.

- Un pueblo donde viven los perros más gordos del mundo.

- Un pueblo totalmente circundado de nopales, del que nunca nadie ha salido, y al que se ignora cómo se podría entrar (hubo varios intentos a lo largo de la Historia).

- Un pueblo donde todo es de oro, pero donde lo que vale es el agua. En las minas de agua, sus depauperados habitantes desarrollan técnicas ingeniosas para exprimir la tierra, siempre húmeda, de una ladera vecina.

- Un pueblo en el que no se observa nada anormal, excepto que todo el mundo come muchos tomates. Pero, cuando llegan las fiestas, sin saber de dónde, aparecen docenas de enanos y enanas que, junto con los niños del lugar, se visten de hada y ofrendan alfombras de tunas (higos chumbos) a la Virgen Descalza.

- Un pueblo de personas-camaleón, que se asimilan al aspecto del paraje. En primavera, la tierra es verde turquesa, y el mar, casi blanco. Sólo una gallina no cambia de color.

* * *

Todos esos pueblos eran imaginarios, y de ellos sólo dos se hicieron realidad (en mis cuentos). Pero también tomé apuntes de una población real, que por aquel entonces estaba deshabitada: Rodalquilar. En aquellos apuntes la describía como:

"Rodalquilar: un pueblo fantasma de calles inhabitadas con suelo de tierra. Una iglesia abandonada, un cuartel de la guardia civil abandonado. Ni rastro de vida. Al fondo, bajo una formación de montañas, una polvareda encarnada que se eleva hacia el cielo, como un incendio. Se asciende hacia ella por un erial de nopales y arriba, solos, dos hombres en mono azul horadan la meseta roja y rosa con ayuda de una máquina. Aún más arriba, en la falda del monte, unas instalaciones gigantescas, kafkianas, aparentemente en desuso."

He oído decir que Japón es un país cuyos habitantes han sabido conjugar el entusiasmo por las últimas tecnologías con un respeto exquisito a sus paisajes y al legado de sus ancestros. Os confieso que, en ese aspecto, me da envidia aquel país. Porque, si pudiéramos comparar los países con las mujeres, Japón sería una hermosa ingeniera que cultiva su inteligencia tanto como sus encantos. Mientras que España sería, simplemente, una puta barata.

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