Sí, el covid era una puerta por la que todos hemos atravesado. Al otro lado, es decir, ahora, el mundo ya no es lo que era. Y seguirá siendo lo que es en lo que me queda de vida. Estamos atrapados. Es un mundo feliz, sólo a condición de que nuestras orejeras se vayan estrechando. Algún día, muchos de esos habitantes de ese mundo feliz verán la realidad sólo a través de una ranura vertical. No, no es gran cosa, pero para entonces será ya demasiado tarde. Sólo espero que en algún lugar de este ancho planisferio quede todavía un pedazo de tierra con sol y árboles frutales, esperándome. La vida no es un bien: es simplemente una oportunidad, y yo no quiero renunciar a ella. Allá vosotros.
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