domingo, 19 de mayo de 2024

Contradicciones y sectarismos

Hace algún tiempo -no mucho- abrí una cuenta en X (antes Twitter) para tratar de ampliar un poco el número de lectores de mis artículos en Substack. Sin conocerla apenas, nunca me gustó esa plataforma, y mi aversión se ha confirmado desde que participo en ella. Exceptuando algunos casos, casi todos anglosajones, la inmensa mayoría de quienes escriben en X:

· O bien no tienen otra cosa mejor que hacer y se pasan el día quejándose, tecla en ristre; 
· O bien son desmelenados militantes de algún bando, fieles a un catecismo perfectamente definido.

Estos últimos me han vuelto todavía más escéptico sobre los seres humanos. Cuando hago algún comentario irónico sobre el gobierno (rara vez hago comentarios sin ironía en X), todos los Likes que recibo llevan la banderita española en la cabecera. No hay forma de escapar de ella. Pero cuando me burlo de los seguidores de Vox (que son los de la banderita), todos los Likes que recibo son de zumbados de extrema izquierda. Si me burlo del calentamiento global o de los de los pinchazos, me aplauden los de la banderita. Si advierto que no hay evidencias de grafeno, estelas deletéreas, nanobots, etc., reaparecen los del bando contrario y me insultan los de la banderita.

Y lo mismo en política exterior. Para mí, todos los civiles desarmados muertos en una guerra son igual de trágicos (los armados también, pero al menos teóricamente se pueden defender). Si lamento los agredidos de un bando, me atacan los del bando contrario, y recíprocamente. Lo más curioso es que sujetos que claman a diario contra los abortos no parecen tener reparos en que mueran niños en Oriente Medio (sólo de un bando) en 'defensa' de la democracia, de la civilización cristiana (!) o del derecho a existir de algún país.

Me desmoraliza el sectarismo mayoritario en la sociedad, y me desmoraliza la falta de criterio de todos esos sectarios furibundos. Es muy cómodo abrazar un bando ciegamente cuando tu intuición te impulsa a rebelarte o cuando perteneces a una secta religiosa (incluida la católica). De hecho, la mayoría de los del bando que podríamos llamar 'anti-glob' y muchos otros que al principio parecen libertarios, en realidad sólo están interpretando a su manera la doctrina católica. 

Sí, he dicho 'doctrina'. Nadie parece tener tiempo para informarse, para valorar las evidencias, para verificar sus hipótesis, pero casi todos parecen tener tiempo para pasarse el día calentando el culo frente a la pantalla de X o del televisor, tragándose enterito el festival de Burrovisión para luego mostrar a todo el mundo desagradables imágenes de esa orgía del mal gusto y, por supuesto, quejarse airadamente.

Al final yo, que he ignorado olímpicamente esa estupidez, me tengo que tragar al día siguiente docenas de vídeos y fotos de un espectáculo que nunca quise ver, y todavía tengo que aceptar que los que se han pasado horas viendo esa basura en lugar de usar su cerebro sepan más que yo de los nanobots, el grafeno o las estelas de los aviones. Deprimente.

Una noticia reciente: el sistema Chat GPT-4 ha pasado el test de Turing. Siempre he sido escéptico con respecto al test de Turing (y con respecto a la validez de la 'máquina de Turing'), pero hay que aceptar que, de alguna manera, la noticia denota un salto cualitativo. Un salto cualitativo que más de uno llevábamos ya algún tiempo esperando. Como además la vida de Turing fue bastante interesante (con un colofón trágico), he decidido escribir el próximo artículo de Universo Ciencia sobre él.

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