miércoles, 2 de febrero de 2011

Periodistas

Hace ya algún tiempo que tenía en mente hacer un análisis comparativo de las técnicas informativas españolas y anglosajonas. Una noticia sobre los actuales acontecimientos en Egipto me ha dado la ocasión. Para que el posible sesgo ideológico no induzca a confusión, he comparado dos noticias sobre los mismos sucesos, una de ellas publicada por CNN (empresa a la que se atribuye cierta simpatía por el Partido Demócrata), y otra por El País (Enric González / Nuria Tesón, El Cairo), empresa a la que se atribuyen afinidades con el PSOE.

CNN titula escuetamente la noticia “Mubarak vows not to seek office again”, y aclara a continuación que “Mubarak said Tuesday he will not seek office again in elections scheduled for September, but vowed to stay in the country and finish his term... The concession, the largest the embattled president has made so far, was remarkable for a man who has held a tight grip on power for three decades”. Resumiendo: Llama la atención la concesión hecha por Mubarak, teniendo en cuenta su ya larga permanencia en el poder.

El País, sin embargo, es más lanzado, y asegura que “Mubarak se resiste a dimitir ...”, añadiendo a continuación que “el presidente se aferra al poder y solo anuncia que no se presentará a la reelección en septiembre”. Parece quedar claro que los manifestantes de El Cairo y los corresponsales de El País esperaban que Mubarak dimitiera, pero no encuentro razón alguna para que la opinión de los periodistas forme también parte de la noticia.

Algo más adelante, los corresponsales nos explican que “Egipto gritó ayer alto y claro ‘adiós, adiós Mubarak’ [¿debemos entender acaso que Mubarak es sordo?]. Centenares de miles o más de un millón de ciudadanos, el cálculo es imposible [ya me imagino yo que de un periodista español no cabe esperar muchos conocimientos de aritmética], salieron a la calle para celebrar una recién conquistada libertad, evidente pese a la permanencia del dictador... “ Evidente, ¿para quién? Ah, para los corresponsales.

Y añaden “El apoyo a la reforma política expresado por el Ejército no permitía una vuelta atrás”. Supongo que esa es una conclusión que debería sacar yo personalmente, pero parece que los amables informantes quieren ahorrarme el esfuerzo de pensar.

Aunque El País no lo menciona, CNN nos informa de que ha habido también manifestaciones a favor de Mubarak, posiblemente con heridos: “the same morning, some demonstrators chanted in favor of Mubarak, saying the press are ‘traitors’ and ‘agents’”, y de que “in Alexandria, protesters clashed with supporters of Mubarak, leaving 12 people injured, said Qutb Hassanein, a member of an opposition group.”

Al referirse al papel de Estados Unidos en estos acontecimientos, el amor (platónico sólo, imagino) de El País hacia Obama no podía dejar de aflorar: “Obama, quien mantuvo una conversación telefónica con el mandatario egipcio ... envió al diplomático Frank Wisner ... para instar al presidente egipcio a que renunciara a un nuevo mandato...” Y, seguidamente, la explicación para los lectores tontos: “El presidente estadounidense se balancea en un fino alambre: no puede alentar las protestas, pese a que defienden, como EE UU, la democracia, pero tampoco puede actuar decisivamente para forzar la caída de Mubarak, aliado durante décadas como freno al islamismo.” El alambre puede que sea fino, pero si Obama no puede hacer ni una cosa ni la otra, entonces lo normal será que se esté quieto, y no que se balancee. Además, alentar las protestas y forzar la caída de Mubarak no son opciones contrapuestas, sino más de lo mismo. Curioso equilibrio.

Gracias a CNN, sin embargo, averiguamos que el Gobierno de Estados Unidos quiere evitar tales interpretaciones: “In Cairo, the U.S. ambassador to Egypt, Margaret Scobey, met Tuesday with ElBaradei and will be speaking with leaders of other political movements, a senior State Department official said. The official cautioned that Scobey's talks with ElBaradei doesn't mean the United States favors him”. De esto, naturalmente, no nos han informado los ardorosos periodistas de El País.

Es más, por si alguien no se ha percatado todavía de las bondades de Barack Obama, los corresponsales repiten machaconamente a lo largo del artículo (hasta cinco veces) su declaración de que “la transición democrática debe empezar ‘ahora’”. En realidad, los periodistas han traducido mal. Lo que Obama quería decir es que la transición debe empezar “ya”.

Los lectores tontos de ese periódico deben estar encantados. Por ejemplo, es importante saber que Mubarak no se presentaría a una “de todas formas improbable” reelección en las presidenciales. Algunas afirmaciones, sin embargo, podrían confundir a otros lectores no tan tontos como los reporteros parecerían desear: “Los presentes ya han anunciado ... que no se van a mover de allí hasta que el protagonista de sus protestas abandone el poder”. Supongo que querrán decir el destinatario. Que yo sepa, el protagonista de una protesta es el que se queja, no el blanco de las quejas. Y añaden, enigmáticamente: “Pero para comprobar la auténtica [¿acaso hay una falsa?] repercusión de las palabras del presidente hay que esperar, sin embargo, a la jornada de hoy”. Decídanse ustedes de una vez, señores licenciados en Ciencias de la Información: o pero, o sin embargo.

Entre tanto, parece que el calor de la noticia candente sigue enardeciendo a los reporteros: “Ya noche (sic) se vislumbró que las palabras de Mubarak no iban a detener a los manifestantes”. Lo vislumbrarían ellos, supongo, porque yo no estaba allí.

Veamos ahora en qué términos se refieren nuestros informantes a El Baradei: “Mohamed el Baradei, ex director de la Organización Internacional de la Energía Atómica, premio Nobel de la Paz en 2005 y portavoz provisional de la plataforma de oposición, lanzó algo parecido a un ultimátum: habló del viernes como la fecha límite para que Mubarak y su familia se fueran de Egipto”. Dejando aparte el detalle de que El Baradei fue Director General del Organismo Internacional de Energía Atómica, lo del ultimátum parece un poco fuerte, sobre todo teniendo en cuenta que El Baradei ha sido Premio Nobel de la Paz.

Cabría preguntarse también: ¿”portavoz provisional” de la oposición? CNN se limita a decir que El Baradei es “the Nobel Peace Prize winner who has become a leading opposition figure”. Pero El País está ya lanzado, y nos informa seguidamente de que “Toda la oposición, incluido (sic) los Hermanos Musulmanes ... han (sic) llegado a un acuerdo ...”. Una rápida consulta a The Hindustan Times, sin embargo, me permite averiguar que en realidad no ha sido toda la oposición, sino sólo “several opposition groups”. Concretamente, “officials with the banned Muslim Brotherhood, the largest opposition movement in the country, told DPA [el Partido Democrático Nacional en el poder] they would not negotiate ... although also would not stand in the way of talks ... However, liberal groups and Nobel Peace Prize winner Mohammed ElBaradei said they supported the list”. Esto suena bastante más a verdadera información.

Algunas de las afirmaciones de los periodistas (es un decir) de El País son intrigantes. Por ejemplo, cuando indican que Mubarak “tras las protestas masivas de ayer, aprovechó su discurso para denunciar los ‘actos lamentables’ que según él se han producido en todo el país. No está muy claro el provecho que Mubarak podría obtener de esa “denuncia” pero, en cualquier caso, los reporteros parecen querer dejarnos claro que, según ellos, los actos (incluidos posiblemente los muertos y heridos) no han sido tan lamentables. Información objetiva.

De la plaza Tahrir saltamos ahora inopinadamente al mundo de la hípica: “EE UU ... e Israel ... apuestan por una transición pilotada por Omar Suleimán”. No está muy claro en qué consiste esa apuesta. ¿A quién tendrán que pagar si finalmente no hay transición? Lo único que nos explican es que “el temor de ambos radica probablemente en que la terquedad de Mubarak, empeñado en cumplir su mandato y evitarse la vergüenza del exilio, deteriore aún más la situación y condujera (sic) a una revolución de alcance imprevisible”. Llueve sobre mojado. Ya en el titular nos habían informado objetivamente de que Mubarak “se resiste a dimitir” y “se aferra al poder”.

Pero las metáforas no paran ahí. “Durante la jornada -continúan los 'informadores'- circularon rumores sobre donde (sic) podría ir el faraón”. Tal vez habría sido conveniente entrecomillar “el faraón”, a menos que debamos entender que la edad de Mubarak es mucho más avanzada de lo que parece. El párrafo se remata con una curiosa conjetura: “Angela Merkel pudo invitarle a establecerse de forma indefinida en territorio alemán durante una llamada efectuada el lunes”. Cierto, y también pudo haberle invitado a formar una compañía de varietés y hacer una gira por Baviera, aunque no estoy muy seguro de que esa posibilidad constituya una ‘noticia’.

Unas líneas más adelante, los reporteros vuelven a la carga: “en cierta forma, Mubarak se veía degradado desde la condición de enemigo del pueblo a la de simple estorbo, quizá lo más humillante para un dictador que fue todopoderoso durante tres décadas”. Una vez más, las simpatías de los informantes no parecen difíciles de adivinar.

En ciertos momentos, el tono épico de la narración le hace a uno preguntarse si los autores de la noticia no serán en realidad periodistas deportivos. “A la imparable revuelta popular se suma la presión económica”. ¿Están ustedes realmente seguros de que es imparable? Pero no nos apresuremos. La aclaración viene a renglón seguido: lo que sucede es que “el país no puede permitirse que la situación durara (sic) más tiempo”.

Finalizada la lectura, nos quedamos sin saber si los “lamentables sucesos” [según Mubarak] han ocasionado víctimas. Tenemos que acudir a CNN, que nos informa detalladamente de que "unconfirmed reports suggest up to 300 people may have been killed during the protests, U.N. High Commissioner for Human Rights Navi Pillay said Tuesday. Human Rights Watch has reported 80 deaths from two hospitals in Cairo, 36 in Alexandria and 13 in Suez. CNN has not been able to independently confirm the death toll”.

Para hacerme una idea objetiva de la calidad de la información en ambos medios, he contado el número de citas textuales incluidas por cada uno de ellos. El País incluye 35, de las cuales 13 (un 37%) contienen menos de cuatro palabras (es decir, están descontextualizadas), y 22 (un 62%) más de tres palabras. Las fuentes citadas por El País son:

Obama
Egipto (sin especificar)
Mubarak
Erdogan
El Baradei
Obama, o el antiguo embajador en El Cairo (no queda claro cuál de los dos)
la multitud
algunos congregados
un ingeniero de 36 años empleado en el sector del gas
el Ejército (sin especificar)
un portavoz de Cameron
Londres (sin especificar)

... sin incluir, por supuesto, los juicios de valor de los propios reporteros, que al menos tienen la modestia de no entrecomillarse a sí mismos.

CNN, por su parte, incluye 29 citas textuales, de las cuales 5 (un 17%) están descontextualizadas y 24 (un 83%) contienen más de tres palabras. Las fuentes citadas son (la traducción es mía):

algunos manifestantes
Mubarak
miles de manifestantes
El Baradei
Amr Moussa, secretario General de la Liga Árabe y ex ministro de asuntos exteriores de Egipto
Mohammed Mahmoud (manifestante)
manifestantes
un líder de la oposición
Mohammed Habib, presidente adjunto de la -oficialmente prohibida- Hermandad Musulmana
Juan Cole, historiador de la Universidad de Michigan especializado en Oriente Medio
Fouad Ajami, profesor de la Universidad Johns Hopkins y analista de la Hoover Institution
Yemen (sin especificar)
John Entelis, director de estudios de Oriente Medio de la Universidad Fordham de Nueva York

Observamos que el corresponsal de CNN ha recabado la opinión de varios especialistas universitarios. Los corresponsales de El País, por lo visto, no lo necesitan (o tal vez no conocen a ninguno). Ellos se bastan y se sobran. Por algo son licenciados en Ciencias de la Información...

Ah, y que nadie piense que al escoger El País estoy enalteciendo implícitamente otros medios de comunicación. Un somero vistazo a los demás periódicos evidenciará que en todas partes cuecen más o menos las mismas habas. Habas españolas. Cazi ná.


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