Hace tres o cuatro mil años, un inspirado autor escribió en el Eclesiastés: “Lo que ya ha existido volverá a existir, y lo que ha sido hecho volverá a serlo; no hay nada nuevo bajo el sol.” Acto seguido, aconsejado seguramente por su avanzada edad, añadía: “He visto todas las cosas que han sucedido bajo el sol. Todas ellas son en vano: perseguir el viento”. En español, una expresión igualmente escéptica habla de “los mismos perros con distintos collares”. Si uno es lo suficientemente masoquista para estar al tanto de la actualidad política, la moda o los suplementos dominicales de los periódicos, coincidirá plenamente en esta visión del mundo.
Unos cuantos siglos después, sin embargo, el filósofo Heráclito hacía una afirmación igualmente difícil de refutar: “No puedes adentrarte dos veces en un mismo río, pues ni el río será el mismo ni tú serás la misma persona”. ¿En qué quedamos?
Tanto el Eclesiastés como Heráclito tienen probablemente razón pero, a medida que nos adentramos en la llamada “sociedad de la información”, la filosofía del sabio hebreo empieza a parecernos mucho más sensata que la del pensador griego, que no nos consuela gran cosa cada vez que nos topamos con la maldita película de serie B de las 11 de la noche.
Las series B no serían un problema tan grave si no fuera porque uno empieza a tener la impresión de que, desde hace algunos años, todas las películas que uno ve encajan en ese género. La fórmula empleada es algo así como un cocktail basado en una docena de ingredientes en cantidades variables: catástrofes, asesinos en serie, espías, poderes extrasensoriales, robos imposibles, violaciones, fugas penitenciarias, soldados heroicos, amor, infidelidades, y unas gotitas de sexo. (En las películas españolas las proporciones varían sutilmente: 99% de sexo, y unas gotitas de todo lo demás.) Siglo y medio después del nacimiento del cine, las ideas originales parecen a punto de agotarse. ¿Hemos entrado ya en la etapa combinatoria del séptimo arte?
A juzgar por los títulos, queda todavía un trecho por recorrer. Es cierto, a muchos cineastas les gustaría titular su película “Love Story”, “Tiburón” o “Star Wars”, pero han llegado tarde. Desde luego, los títulos muy cortos distan de estar agotados, aunque quizá ello se debe a que no son muy pegadizos. “O” y “Z" son las dos únicas películas de una sola letra que yo conozco, y las combinaciones de dos o tres caracteres son todavía escasas: P2, Ed, Él, ET, F/X, JFK, Big, 8mm, 1941. A efectos prácticos, lo ideal parecería ser el término medio: unas pocas palabras con resonancias míticas, épicas o sentimentales. “Out of Africa”, “Casablanca”, “Las uvas de la ira”, “La escapada” o “2001: Una odisea del espacio”.
Hasta hace no muchos años, los títulos largos eran extravagancias que de vez en cuando se permitían autores presumiblemente respetados. Tal es el caso de “Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el sexo pero temía preguntar”, “La persecución y asesinato de Jean Paul Marat representadas por el grupo escénico del asilo de Charenton bajo la dirección del Señor de Sade”, “El honor perdido de Katharina Blum, o cómo nace el poder y hacia dónde puede conducir”, o incluso “Sherlock Holmes en el singular caso del plural bigote verde”.
A veces, las extravagancias no parecen tan respetables, y ni siquiera parecen haber servido para subsistir en la memoria del anonadado espectador. He aquí algunos de los más surrealistas que he encontrado en la Web:
The Man with the Smallest Penis in Existence and the Electron Microscope Technician Who Loved Him (El hombre con el pene más pequeño existente y la (¿el?) técnico en microscopia electrónica que lo amó)
Fatto di sangue fra due uomini per causa di una vedova - si sospettano moventi politici (Reyerta sangrienta entre dos hombres a causa de una viuda – Se sospechan móviles políticos)
The Saga of the Viking Women and Their Voyage to the Waters of the Great Sea Serpent (La saga de las mujeres vikingas y su largo viaje a las aguas de la gran serpiente de mar)
After the War, You Have to Tell Everyone About the Dutch Gay Resistance Fighters (Cuando acabe la guerra, tenéis que hablarle a todo el mundo de los resistentes homosexuales holandeses)
I Could Never Have Sex with Any Man Who Has So Little Regard for My Husband (Nunca podría tener relaciones sexuales con un hombre que tenga tan poca consideración por mi marido)
Curiosamente, los títulos prolijamente descriptivos eran moneda común en los comienzos del cine. Los cineastas todavía no habían tomado conciencia de la potencia expresiva de las imágenes o, simplemente, tenían que explicar con claridad de qué trataba la película para convencer a sus espectadores de que acudieran a verla. Algunos ejemplos:
Another Demonstration of the Cliff-Guibert Fire Hose Reel, Showing a Young Girl Coming from an Office, Detaching Hose, Running with It 60 Feet, and Playing a Stream, All Inside of 30 Seconds (1900) (Otra demostración del rollo de manguera antiincendios Cliff-Guibert, en la que aparece una joven saliendo de una oficina, desprendiendo la manguera, corriendo con ella 60 pies y descargando un chorro, todo ello en 30 segundos)
A Chegada do Rebocador 'Liberal' ao Porto de Leixões e o Desembarque de Romeiros Que, por Mar, Vão ao Porto para a Romaria do Senhor de Matosinhos (1897) (Llegada del remolcador ‘Liberal’ al puerto de Leixões y desembarco de unos peregrinos que acuden por mar al puerto para la peregrinación de Nuestro Señor de Matosinhos)
Demonstrating the Action of the Brown Hoisting and Conveying Machine in Unloading a Schooner of Iron Ore, and Loading the Material on the Cars (1900) (Demostración del funcionamiento de la grúa transportadora Brown descargando mineral de hierro de una goleta y cargándolo en las vagonetas)
En cualquier caso, y aunque sólo fuera porque todos los años se producen varios centenares de nuevas películas, los títulos largos vuelven a ser cada vez más frecuentes. Ninguno de los que he encontrado parece, sin embargo, muy conocido. El más largo de todos, según mis fuentes, es:
Night of the Day of the Dawn of the Son of the Bride of the Return of the Revenge of the Terror of the Attack of the Evil, Mutant, Hellbound, Flesh-Eating Subhumanoid Zombified Living Dead, Part 3 (2005) (La noche del día del amanecer del hijo de la novia del retorno de la venganza del terror del ataque del malvado, mutante, maldito muerto viviente zombificado subhumanoide carnívoro)
Seguido a corta distancia por:
On the Marriage Broker Joke as Cited by Sigmund Freud in Wit and Its Relation to the Unconscious or Can the Avant-Garde Artist Be Wholed? (1977) (Sobre el chiste del concertador de matrimonios, citado por Sigmund Freud en “El chiste y su relación con lo inconsciente”, o ¿es posible encajonar al artista de vanguardia?)
La irrupción (y, sobre todo, el abaratamiento) de los efectos especiales no parece haber cambiado en nada el panorama cinematográfico. Si acaso, lo está empeorando. Con la reciente colonización del cine por los videojuegos y la visión 3D, a uno le empiezan a entrar ganas de volver al movimiento dadá, con sonido monoaural, en imagen ascéticamente plana y en riguroso blanco y negro. Puestos a disfrutar de la combinatoria, siempre será mil veces preferible una buena partida de mus.
domingo, 25 de abril de 2010
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